Te lo encuentras en muchas peceras, pero es una dañina especie invasora prohibida en España

Cuando llega una especie invasora, a veces el impacto no se nota de inmediato. Puede parecer discreta, casi insignificante. Pero en poco tiempo se multiplica, se adapta al entorno y su presencia se convierte en un problema real.
En España ya hay cerca de 200, y si bien algunas pasan desapercibidas, tarde o temprano todas acaban dejando huella. Ese es el caso de un animal que podría parecer, a simple vista, una curiosidad exótica de acuario. Aunque aún no se han detectado poblaciones en el medio natural, el riesgo existe.
Este es el animal invasor que podría colarse en nuestras charcas sin que nadie lo note
El Triops longicaudatus es la especie invasora que nadie quiere ver en España. También se le conoce por varios nombres, como triops de cola larga, tortuguita colilarga, gamba dinosaurio, mini tortuga o cangrejo renacuajo. Pero detrás de esos nombres simpáticos hay un crustáceo prehistórico, resistente y voraz.
Procedente de Estados Unidos, el Triops longicaudatus se comercializa principalmente por Internet como mascota para acuarios. Se vende en forma de huevo, lo que facilita su transporte y le permite resistir sin problemas sequías, temperaturas extremas y viajes intercontinentales.
Una vez en casa, el ciclo empieza: eclosiona al contacto con el agua, crece a toda velocidad (puede duplicar su tamaño en cuestión de días) y vive apenas un par de meses. Pero ese tiempo es más que suficiente para reproducirse y dejar cientos de huevos listos para el siguiente ciclo.
Es omnívoro, escarba el fondo de las charcas, se alimenta de restos y pequeños invertebrados, y no duda en atacar a animales debilitados si tiene oportunidad.
Lo que lo hace especialmente peligroso es su capacidad de reproducción. En muchas poblaciones no hay ni machos: las hembras se bastan solas gracias a la partenogénesis. En otras, aparecen machos de forma puntual y desaparecen después. Es una estrategia evolutiva que le permite sobrevivir en hábitats extremos y adaptarse a todo tipo de condiciones.
¿Cómo es la amenaza de esta especie invasora y cuál es la propuesta para evitarla?
Aunque en la actualidad no hay poblaciones salvajes de Triops longicaudatus confirmadas en España, su expansión es probable si se mantiene el comercio sin control. Basta con que alguien vacíe una pecera en una charca para que el ciclo comience. Los huevos pueden quedar en el barro y ser transportados por aves o mamíferos a otras zonas húmedas. Y ahí empieza el problema.
Este crustáceo puede desplazar a especies autóctonas, alterar el equilibrio ecológico de charcas y lagunas, y competir con otros triops nativos como el Triops cancriformis y el Triops mauritanicus, ambos en riesgo y con hábitats muy limitados en la península. En Cataluña, de hecho, uno de ellos ya está protegido.
Además del impacto ecológico, hay consecuencias económicas: en Estados Unidos, este triops causa daños en cultivos de arroz. No es ninguna exageración pensar que algo similar podría ocurrir aquí si se llegara a establecer.
Por eso, la solución no pasa sólo por vigilar las charcas. Hay que ir al origen del problema. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ya sugiere reforzar el control del comercio online, frenar la entrada ilegal de especies y lanzar campañas de concienciación en el mundo de las mascotas.
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